El valor de un Senior

¿De qué depende mi valor como Senior?        

Mucho se habla en estos días de los desafíos que las personas Senior como yo, enfrentamos debido a que a pesar de encontrarnos hábiles y con ganas de aportar, a pesar de haber llegado e incluso pasado de largo por la edad del retiro, todavía seguimos queriendo estar activos. Mucho se habla de que nos debieran dar más oportunidades pues nosotros podemos aportar con nuestra gran experiencia, mucho se dice que aportamos lealtad, compromiso, resiliencia y etcétera y etcétera. Mucho se habla sobre el edadismo y lo injusto que es que se nos cierren puertas debido a que hemos llegado a tal o cual edad. Mucho se habla.

Pero, poco se habla de las trampas que nos hacemos al dejar entrar y atesorar creencias autolimitantes. Poco se habla de que la ley de la siembra y la cosecha se cumple inexorablemente en nuestra mente y por ello es tan importante cuidar lo que “sembramos” en nuestra cabeza.

Casi nadie habla de que nos convertimos en el promedio de las diez personas con las que más interactuamos. Casi nadie nota que, si estamos rodeados de personas negativas y pesimistas, inevitablemente nos tornaremos negativos y pesimistas y peor aún, atraeremos la negatividad y el pesimismo hacia nuestras vidas. Casi nadie nota que, si continuamos viendo noticieros, manteniéndonos actualizados sobre todo lo que va mal en el mundo, todo eso se acumulará en nuestra mente y llegará a pesar toneladas.

Respecto a esa realidad de la que casi nadie habla, decir que yo he llegado a entender que sólo hay dos caminos posibles y ninguno intermedio.

Los dos caminos

El primer camino es el de la víctima y si decido tomarlo, entonces no habrá nada que yo pueda hacer al respecto, pues como puedes ver, soy la víctima del mercado que me considera viejo. Soy la víctima de la confabulación que la gente más joven ha maquinado para dejarme fuera, considerarme obsoleto. Soy la víctima de mi mala suerte al llegar a esta edad que tengo, en medio de pandemia, crisis, recesión, guerras, etcétera, etcétera, etcétera. Nada que pueda hacer.

El segundo camino es el del “Protagonismo” que siempre implicará el dejar de esperar que algo suceda, que alguien venga y por tanto, tomando las riendas de mi propia vida.

Soy un boomer “mutante” de la clase 1957 y a lo largo de mi vida he llegado a un par de conclusiones que, quizás, podrían ayudarte a ti que lees.

La primera es que mi mente es como velcro para lo negativo. Es decir, atrapa y mantiene todo y es como teflón para lo positivo, es decir que deja ir con facilidad lo positivo, las buenas noticias. Debido, principalmente al velcro, pongo mucho cuidado con lo que dejo entrar en mi mente y hago limpieza recurrente, haciendo espacio para pensamientos de paz, posibilidad, oportunidad (el que estés leyendo esta publicación fue atraído por esos pensamientos de posibilidades)

La segunda es que es muy buena idea el hacer inventario personal y profesional, Primero para saber lo que tengo y a partir de allí, tomar decisiones. Qué se queda. Qué tiene que irse. Qué necesito agregar.

He dado 65 vueltas al sol desde que llegué a este planeta y ciertamente he dejado atrás muchas “cosas” que en su tiempo fueron importantes, pero que ya no son relevantes y he agregado nuevas. La última vez que lo hice fue en 2021, momento en el que me certifiqué como coach personal ICF y la segunda en 2022 en la que estoy agregando a mi inventario una nueva línea de negocios, como consultor profesional de carrera y coach laboral.

Un paso a paso

A continuación, viene un paso a paso que, de una u otra manera yo he seguido y que quizás quieras seguir para abandonar el camino de la víctima y entrar en el camino del protagonismo:

Primero: Obtén todos los hechos. considéralos y luego toma una decisión. En mi caso, soy una persona que ya ha cumplido 65 años, he desarrollado habilidades para entrenar personas, me gusta trabajar sólo y no quiero volver a ser empleado de nadie más y además soy consciente de que tengo cuatro “cosas” que puedo invertir en mi propio desarrollo. Tiempo, Conocimiento, Redes de Contacto y Dinero (y no estoy hablando de mucho dinero).

Segundo: Ponte de pie y actúa. A partir del ejercicio previo, decidí que podía desarrollar nuevas líneas de negocio, certificándome a los 64 años como Coach Personal de la ICF y a los 65 como Consultor Profesional de Carrera y Coach Laboral

Tercero: Comienza a trabajar de adentro hacia afuera. En la práctica, lo que eso significó para mi fue enfrentar la decisión de que había “cosas” que eran peso muerto en mi mente. No aportaban, sino pesaban. Tuve que comenzar a sacar las bolsas de “basura” que yo mismo había dejado que entraran. En definitiva, tuve que limpiar la casa, abrir las ventanas para que el aire fresco inundara mi mente, antes de invitar nuevas ideas, nuevas oportunidades.

Cuarto: Comienza a trabajar con la mentalidad de una persona que invierte y aquí hablamos de invertir en ti misma. En mi caso, mi pregunta fue, qué debo o quiero agregar a mis conocimientos para tomar el control de mi vida. Mi respuesta fue el coaching en las dos facetas que he mencionado antes. Lo segundo en lo que enfoqué fue, en qué quiero invertir el tiempo que tengo y fue así como deje de mirar televisión. Lo tercero que trabajé fue enfocarme en las personas que he conocido y que me conocen, es decir, mi red de contactos y dediqué tiempo recuperado de la televisión para actualizarla, retomar contacto, iniciar conversaciones.

Todo lo anterior, más algunas cosas que compartiré contigo en el futuro, fue lo que provocó que yo esté escribiendo esto que ahora lees tu. Este proceso me permitió levantar la vista y mirar hacia donde quiero ir, quiero estar, me gane el derecho a estar.

¿A qué te invito? Decide lo que quieres para ti, cuenta lo que tienes y ponte en camino.

Escrito PARA “AMIGOS EN LATERCERA”

POR: Gabriel Gajardo – COACH CARNEGIE, LABORAL y PERSONAL              

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Correo: gabriel.gajardo@yahoo.es

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